A finales de 2015 fue condenado en Menorca un hombre a 8 meses de cárcel, por matar a palos a un caballo llamado Sorky. Se demostró en el juicio que, en una carrera de trot, Sorky comenzó galopando, por lo que fue descalificado. Como es sabido, el trot es una especialidad en la que no puede pasarse del trote. Seguidamente el hombre, que también era su dueño, lo introdujo en las cuadras; y estaba tan enfadado, que lo golpeó repetidas veces en la cabeza con una barra, causándole una muerte lenta y agónica. Ni siquiera el hecho de haber ganado veinte carreras con anterioridad, le sirvió de clemencia al caballo.
Los individuos implicados hicieron lo posible por ocultarlo, pero la noticia llegó a una asociación defensora de los animales, que interpuso la denuncia. La condena fue de 8 meses de cárcel, es decir, superior a lo máximo permitido por estos delitos. La jueza entendió que fue tal la violencia empleada, que el autor tenía que ir al trullo. No pensaba esperar el recurso de protesta, y le daba igual que el fiscal de la Audiencia provincial anulara la condena; pero mientras eso llega, este maltratador va a estar encerrado como debe. Porque ya está bien de que nunca vaya nadie a la cárcel por estos delitos; y éste tiene que ser el primero...
"Al menos, espero que sirva para aumentar las condenas", pensaría la jueza.
Efectivamente, el hombre se ha pasado dos meses en la cárcel, y es el primer maltratador que la pisa; y hace poco leí en el periódico que han subido las condenas por estos delitos. ¿Habrá tenido algo que ver con ello la jueza valiente?
No hay comentarios:
Publicar un comentario