domingo, 14 de enero de 2018
EL AMOR POR LOS ANIMALES. ¿QUEREMOS DEMASIADO A NUESTRAS MASCOTAS?
Las personas pueden llegar a sentir un gran amor por sus mascotas; y una prueba de ello es que, a veces, se ofrecen cantidades excesivas de dinero por recuperar sus perros en caso de pérdida.
En las redes sociales, vemos a menudo que hay dueños de perros y gatos que dan a estos un tratamiento de persona: los alojan en hoteles, con sus menús, sesiones de peluquería y spa. La mascota de la actriz París Hilton tiene su propia mansión; el emperador romano Calígula nombró a su caballo "Incitatus" senador de Roma; o algunos vídeos que nos muestran perros o gatos vestidos y ataviados como niños, incluso los entrenan para andar como bípedos; son sólo algunos ejemplos.
Entonces, ¿dónde está el límite de un comportamiento normal o patológico? Los psicólogos dicen que si las personas adoptan mascotas para superar la soledad, no es ningún trastorno. Y puede ser positiva esa relación entre humano y animal; sólo sería patológico si afectara al dueño en su convivencia con otras personas, o si tuviera demasiado miedo a sentirse solo.
Pero el simple hecho de humanizar los animales es normal, pues indica que se les respeta como si fueran personas. El problema se presenta cuando se les obliga a adquirir hábitos y prácticas que no son de su especie, como en los tres ejemplos citados anteriormente, porque los dueños han desnaturalizado a esos animales, demostrando un claro comportamiento patológico.
Hace poco el Código Civil ha sido reformado para que las mascotas se consideren "seres vivos" y no "cosas" como antes. Eso implica que en los casos de divorcio se les respete en su elección por uno de los cónyuges, estableciéndose turnos para el otro si lo deseara. Lo cual demuestra que el hecho de humanizarlos en algunos aspectos -hablarles, acariciarlos, etc- no es anómalo, hasta el punto de quedar plasmado en las leyes.
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